Nacido en Roma en 1980, creció en el seno de una familia ecléctica de artistas y creativos, en la
que destacaban su abuela materna, la famosa pintora, ceramista y escultora austriaca Rosina Wachtmeister, y su abuelo paterno Ermanno Rea, célebre escritor y periodista italiano. El padre de Battista, Carlo Rea, es un conocido pintor y músico, al igual que su madre, Gabila Musumeci.
Battista Rea estudió en Alemania, primero en la escuela de cerámica de Höhr Grenzhausen y
luego en una de las fábricas de cerámica más antiguas de Westerwald, Der Schlondes. Durante
su estancia en Alemania desarrolló un carácter artístico único y personal, cultivando una dirección
creativa inspirada en las maravillas de la naturaleza y una visión fantástica y colorida del mundo
que nos rodea. Un rasgo distintivo de su estilo es la unión entre el arte del mosaico y la escultura,
aplicada a la creación de pequeñas piezas artesanales, mobiliario urbano, de interior y exterior.
Lleva su firma el majestuoso “Drago Spiro”, de veinte metros de longitud, instalado en un parque
infantil romano bajo el patrocinio de la Región del Lacio. Entre sus obras más importantes se
encuentran numerosas instalaciones en el centro histórico de Capena, entre ellas «Il Momento», un
gigante de nueve metros de altura creado en colaboración con el artista húngaro Hervé Loranth
Ervin. Ha realizado obras para los municipios de Settebagni, Monterotondo, Carsoli y Roma.
Famosa artista austriaca, abuela materna de Battista Rea. Nacida en Viena en 1939 y todavía
trabajando en el laboratorio Capena, se trasladó siendo adolescente con su familia a Brasil, donde
asistió a la Academia de Bellas Artes, sentando las bases de un estilo que pronto se volvería
inconfundible. A los 28 años se trasladó a Roma, donde, vendiendo sus cuadros cerca de Piazza
Navona, empezó a hacerse un nombre. Luego se trasladó a Capena, encontrando el oasis ideal
en el que cultivar un estilo de vida inmerso en la naturaleza y en contacto con los animales, temas
favoritos de sus obras. A lo largo de los años, estableció importantes relaciones comerciales
primero con Verkerke, una productora de carteles, luego con Goebel, que todavía comercializa
diversos tipos de productos caracterizados por el estilo de Rosina. Los coloridos gatos de Rosina,
marca registrada por excelencia de la artista austriaca, han vendido y siguen vendiendo miles de
piezas en todo el mundo.
